lunes, 17 de marzo de 2014

La Oscura Posesión II

El silencio se prolongó tras el estruendo del eco de las últimas palabras del demonio. Tan sólo se podía oír entre los muros de la celda, la respiración agitada del Barón poseído y el tintineo de las cadenas intentando liberarse para lanzarse contra aquel que pudiera ser, el difunto ascendiente de los Von Khanstein. La situación se tensó de pronto, cuando de entre las sombras el misterioso hombre avanzó hasta el único punto de la celda en el que, un diminuto agujero en los muros, proyectaba un pequeño haz de luz revelando su rostro tras retirar la capucha que le cubría y con ello, mostrar su verdadera identidad. Quedó inmóvil observando al Barón, como era presa de la rabia y posesión del demonio que se guarecía en su interior.

-”Y así es, estoy muerto, pero por suerte... no acabó todo cuando me mataste, demonio”- dijo Lord Imrik Von Khanstein, con un tono desinteresado e impasible ya confirmada su identidad, mientras que con un pañuelo de aspecto antiguo, limpiaba un monóculo que había sacado de un pequeño bolsillo de entre sus placas, observando al demonio como sus ojos casi desencajados por la ira y el desconcierto, no daban crédito a lo que éste estaba viendo delante suya. -”¿Sorprendido, demonio?”- preguntó el exánime Lord gilneano, mientras se colocaba su monóculo ya limpio en la cuenca de su ojo derecho y mientras lo ajustaba, dijo casi susurrando -”Pues aún no has visto nada…”-.

Rápidamente, sin apenas dar tiempo de reacción al demonio, Lord Imrik Von Khanstein, desenfundó desde su espalda un extraño mandoble, que empuñó con suma firmeza extendiéndolo con precisión junto con su brazo hacia el torso del Barón, el que tan sólo le separaba de la afilada punta del arma unos pocos milímetros. -”Adelante, Imrik. Atraviesa a tu hijo con la espada, pues tal vez necesites compañía en la no-muerte”- dijo burlesco y provocador el demonio como respuesta al desafío del gilneano caído. -”Tu era de dolor y maldad termina aquí, señor del terror. Arrepiéntete y abandona el cuerpo de mi hijo o atente a las consecuencias”- exclamó Lord Imrik con un tono firme y decidido como advertencia al demonio. El malvado ente, respondió al Lord con una fuerte risotada y con un tono burlón, le reprochó altivamente -”¿Estás amenazando a un señor del terror? ¡Tu palabrería no me conmueve y mucho menos tu insignificante actitud, pues bien sabes que no puedes vencerme!”-.

Ambos quedaron en silencio, mirándose fijamente y de forma desafiante, cuando de pronto, Lord Imrik Von Khanstein, dijo -"Tú lo has querido..."- mientras dejaba caer su peso, sobre el mandoble que sostenía atravesando el pecho de Eristhoof por completo. El demonio, comenzó a reír, sorprendido por la necedad del Lord, ya que si este mataba al Barón, no conseguiría acabar con la existencia del ente vil, si no con la vida de su hijo, pero su risa, se fue apagando y tornando dolor, al ver que el mandoble había cobrado un extraño brillo, casi translúcido, que poco a poco, se tornaba de un color violáceo y éste sentía como su poder y existencia en el plano material, se desvanecían.

-”¡Maldito bastardo hijo de perra, has jugado sucio!”- balbuceó el demonio por boca de Eristhoof mientras su rostro se desencajaba agonizante, pues la espada que empuñaba Lord Imrik, no era otra que la mismísima Destripademonios, un arma capaz de cambiar de plano y tornarse etérea, con la que podría herir mortalmente al demonio sin dañar al Barón. -”¡La muerte será tu pago por destrozar a mi familia, escoria!”- exclamó profundamente el padre de Eristhoof, mientras giraba la empuñadura de canto y con fuerza la alzaba en arco con ambas manos, para acabar con la existencia del señor del terror que durante tanto tiempo, había sido el vil titiritero de su hijo y el tormento de los Von Khanstein. En ese instante, una fuerte llamarada verde de silueta demoníaca, salió despedida hacia el techo por el empuje del golpe del arma, al tiempo que resonaba en la celda un chillido estremecedor y ésta se desvanecía en el aire, como resultado de la victoria del Lord gilneano sobre la existencia del demonio. Eristhoof cayó inconsciente de bruces contra los sucios adoquines de su celda, despojado ya de la posesión que lo controlaba desde hacía cerca de un año y contra la que había luchado desde entonces, por no sucumbir totalmente frente a la voluntad y control del demonio. Su rostro mostraba el cansancio de un hombre casi derrotado y su cuerpo, espejo del tormento y del calvario sufridos, yacía agotado en aquella celda que por poco no fue su tumba.

Lord Imrik, enfundó impasible la Destripademonios al tiempo que ésta volvía a su plano material y se arrodilló cerca de su hijo, para comprobar que éste, aún seguía con vida. Con delicadeza apartó el cabello del rostro del Barón para observar de cerca su faz. -”Descansa hijo mío, ya todo ha terminado… al fin eres libre”- susurró el padre de los Von Khanstein, al tiempo que se volvía a poner en pie y con paso firme, se dispuso a abandonar la celda mientras, se colocaba de nuevo la capucha que cubría su rostro y se perdía en las sombras de los oscuros pasillos de la Prisión de Ventormenta.

Eristhoof incosciente en su celda tras la muerte del demonio

lunes, 3 de febrero de 2014

La Oscura Posesión I

Sus ojos se abrieron poco a poco. La tranquilidad y paz que podían aportarle las escasas horas de sueño eran sin lugar a dudas, el único refugio en el que podía guarecerse inconscientemente del pesar que cada dia al despertar le aguardaba puntual como un reloj. Por unos segundos, todavía aturdido por el sueño, ataviado con harapos sucios y ennegrecidos, se sentó en su cochambrosa cama improvisada de paja y lino y quedó mirando al frente con la mirada perdida, desolado, desamparado y sin fuerzas ni ánimo para seguir luchando, dando ya casi por perdida su situación, dando ya por perdido todo aquello que amaba y recordaba. Su expresión era cansada, marcada por unas fuertes ojeras, un aspecto demacrado y desaliñado, completamente descuidado, su peso considerablemente reducido, su cuerpo agarrotado por la falta de ejercicio, entumecido por el frío y la humedad del habitáculo y sus muñecas llagadas por el constante roce de los fuertes grilletes que lo mantenian recluido a unas gruesas y pesadas cadenas de poco metraje. Estos meses aislado, sin contacto externo en aquella celda de la Prisión de Ventormenta, estaban al borde de cobrarse el último ápice de esperanza del Barón Eristhoof Von Khanstein. En aquellos segundos de reflexión amarga sobre los buenos y no tan buenos momentos de su vida, en los que a sí mismo se juzgaba por sus actos y se culpaba de su situación, una fuerte punzada atravesaba toda su espina dorsal, retorciendo su cuerpo hacia atrás, casi formando un arco, tensando su cuerpo y haciendo que cayera al frío y sucio suelo de adoquines y tierra que configuraban el piso de su oscura y lúgubre celda, emitiendo como por desgracia ya era costumbre un fuerte y seco alarido de dolor. Tras unos segundos de silencio tras el resonar del eco del grito del Barón entre los oscuros corredores de las Mazmorras, éste se puso en pie, tensó sus puños y esbozó una ligera sonrisa de medio costado al tiempo que crujía sus nudillos y su cuello, al tiempo que ladeaba de lado a lado su cabeza alzando ligeramente sus hombros. Sus ojos de un verde esmeralda, se tornaron negros como el carbón, su faz casi irreconocible, contrajo una expresión fría y maliciosa y su cuerpo emanaba un extraña aura oscura, casi perceptible al ojo humano. -”Buenos días… Barón”- exhaló con un tono de voz sumamente grave y diabólico el mismo Eristhoof, seguido de una fuerte carcajada que enmudeció de nuevo la celda en la que se encontraba. Como era ya habitual en la triste rutina del Barón Von Khantein, al despertar cada día, la oscura posesión que recaía sobre él, se manifestaba tomando el control absoluto de su cuerpo, el ente vil, el demonio que se guarecía en su interior, atormentaba sin remordimiento ni compasión el paso del tiempo, pues sabía que algún día el mayor de los Von Khanstein, sería excarcelado y para aquel entonces su dominio y control sobre él serían totales y absolutos, tan solo cabía esperar y vencer a la férrea voluntad de Eristhoof, que tarde o temprano sucumbiría debilitado ante los controles demoníacos que lo parasitaban dia tras dia. -”Tu familia te ha dado la espalda, Von Khanstein…”- comenzó de nuevo a hablar a través de los labios de Eristhoof el demonio. -”Llevas meses a merced de estos muros y nadie, absolutamente nadie ha reparado en preocuparse por ti, en visitarte. ¿Que ocurre Barón? ¡Ya no le importas a nadie! Tu familia te ha dado la espalda, tus amigos no eran más que fachada y todo lo que te rodeaba no era más que una mísera pantomima condiciona por tu dinero y tu estatus social…”- continuaba el demonio entre risotadas intentando desmoralizarlo con nuevas artimañas como cada mañana en aquella constante batalla por mantener el control y la consciencia.
Las horas pasaban sin dejar ninguna huella en aquella celda sin ventanas, tan sólo el cotidiano sonido de los relevos de turnos de guardia o el cuenco de madera con algún almizcle desagradable para comer deslizándose por el hueco de servicio, marcaban de alguna forma los horarios en aquel lugar de tristeza y penumbra que, pasadas todos estos meses habían sido el hogar de Eristhoof y a este paso su tumba. -”Baroncito, hoy estás de suerte, parece que a alguien le sigues importando, tienes visita”- irrumpió en el silencio de la celda la voz del guardia con tono burlesco, mientras este buscaba la llave de la puerta. Sin dar crédito a lo escuchado, Eristhoof muy consciente y con la situación bajo control, se puso en pie con bastante dificultad por el entumecimiento de sus articulaciones. Las cadenas y grilletes que lo encadenaban, resonaron por todo el pasillo al incorporarse, dejando un silencio estremecedor, marcado tan solo por el sonido hueco de placas y firme de los pasos de alguien que se acercaba a la celda. -”Déjenos solos, tengo permiso para ello”- dijo una profunda voz masculina, muy familiar pero con un registro muy extraño, dirigiéndose al guardia fuera quien fuere quien había llegado a la antesala. Tras marcharse el guardia de turno asintiendo en silencio, una oscura figura entró en la celda acompañando sus pasos en un resonar del entrechocar de las placas de la armadura. Eristhoof respiraba agitado, intentando combatir la posesión del demonio que ya se removía en su interior comenzando a tomar de nuevo el control total del cuerpo del Barón, movido por la curiosidad de tan poco común evento el ser visitado por alguien después de tanto tiempo. Eristhoof sacó fuerzas de flaqueza por permanecer consciente y controlar por completo la situación, cuando de pronto la extraña voz familiar resonó en seco en el interior de la celda -”Hola, hijo mío. Siento haber tardado tanto”- Eristhoof quedó perplejo al oír aquello, palpitando su corazón de forma desmesurada y con un enorme nudo en la garganta que amenazaba con ahogarle más que el mismísimo ente que cada vez lograba mayor control sobre él. -”P...pa… ¿Padre?”- balbuceó mientras caía clavando las rodillas en el suelo al no dar crédito a lo que estaba oyendo y tras unos segundos de silencio, exclamó lleno de ira. -”¡Deja de jugar conmigo, maldito hijo de perra! Tú no eres mi padre, él está muerto y no consentiré que juegues con su recuerdo. ¡Jamás me engañarás con tus sucias tretas, demonio… Aaaargggghh!”- Eristhoof no llegó a terminar la frase cuando el ente vil tomó el control total de su cuerpo aprovechando su debilidad emocional, retorciendose de dolor al tiempo que se alzaba ya con la mirada sombría y el rostro desencajado. El tono de voz grave y diabólico se volvieron a manifestar en el Barón, dirigiéndose directamente al hombre que allí se encontraba. -” De todas las sorpresas y visitas inesperadas, te puedo asegurar que la tuya no la habría esperado jamás, Imrik Von Khanstein…”- comienza a decir el ente seguido de unas fuertes risotadas que en aumento, de pronto se truncan en seco por un tono de rabia y confusión del demonio, el cual, se abalanza a golpear al hombre, tensando las cadenas sin dejar que este pueda avanzar más que unos pasos, al tiempo que grita furioso -”¡Porque tú estás muerto! ... ¡Yo mismo te arrebaté la vida con las manos de tu hijo Lússian”-


Celda de la Prisión de Ventormenta

miércoles, 30 de octubre de 2013

Barón Eristhoof Von Khanstein

Eristhoof Von Khanstein, es el primogénito de Imrik y Elsa Von Khanstein y actual Barón y Señor de la Casa. Desde su infancia, Eristhoof,  ha continuado la tan arraigada tradición marcial que caracteriza a los Von Khanstein y en cuanto pudo, comenzó su carrera en la Escuela Naval Militar de Gilneas, donde se formó como guerrero y estratega, escalando poco a poco entre diferentes rangos militares, llegando a alcanzar el rango de Capitán del Ejército de Gilneas. Con el paso del tiempo, comenzó a formarse para ser nombrado Caballero Negro como su padre Imrik, pero con la construcción de la Muralla de Cringris, tuvo que posponer dicha preparación elitista, pues se le otorgó el título y labor junto a otros notables guerreros como Guardián de la Puerta Norte.

Poco amante de las reuniones sociales propias de su estamento, acudía con recelo a los eventos celebrados por otras Casas Nobles o la propia Casa Real, hasta que en una de ellas, conoció a una de las hijas de Koban y Aroha del Atardecer, Lady Sookíe, con quien comenzó a compartir una afinidad especial y a verse no sólo en este tipo de encuentros sociales. Al cabo de un tiempo, Eristhoof y Lady Sookíe, mantenían en secreto una relación amorosa muy especial pues, la hija de los Del Atardecer, estaba formándose para ostentar el importantísimo cargo de Alta Sacerdotisa y no le estaba permitido mantener ningún tipo de relación sentimental.

Con la Rebelión de la Puerta Norte y en consecuencia el estallido de la Guerra Civil en Gilneas, todo orden establecido dentro del Reino se vio truncado por un auténtico caos y todo el estamento militar, incluyendo a los Von Khanstein, fué destinado a la sofocación rebelde. Lady Sookíe, también fué destinada a la batalla, como Alférez de Campo y se encargaba como sanadora de respaldar a los guerreros que ferozmente combatían en represión de los sublevados en la Puerta Norte. Durante una de las batallas, Eristhoof, fue herido de gravedad y casi al borde de la muerte juró odio eterno a Lord Crowley y sus rebeldes y prometió a Lady Sookíe, que si lograba vivir tras la contienda se desposaría con ella. Pero un suceso más oscuro que la misma Guerra Civil, ocurrió durante la batalla, el Barón Imrik Von Khanstein, perdía la vida a manos del menor de sus hijos, Lússian, desconociendose los motivos por el que el hermano pequeño de Eristhoof, perpetró esta brutalidad sobre aquel que le había dado la vida y uno de los hombres más honorables del Reino de Gilneas. Con la pérdida de su padre, Eristhoof, ordenó remover cielo y tierra para dar caza a su hermano Lússian, pero este desapareció sin dejar ningún tipo de rastro, quedando en paradero desconocido hasta día de hoy.

Tras reprimir por completo a Lord Darius Crowley y a sus hombres y decretar el fin de la Guerra, Eristhoof, logró evolucionar y mejorar poco a poco su salud muy en parte gracias a los cuidados de Lady Sookíe. Como muestra del reconocimiento en la batalla, su majestad el Rey Genn Cringris, nombró a los Guardianes de la Puerta Norte como Caballeros Negros, pues su labor había sido decisiva en la victoria frente a los rebeldes Crowlistas, recibiendo también estos honores Eristhoof, motivo por el cual viste siempre una lustrosa pero curtida armadura negra.

Una vez recuperado por completo, Eristhoof, recibió los títulos y honores como heredero del Barón Imrik Von Khanstein, pasando a ser él, el nuevo Señor de Velaspanto y el Barón de su Casa y contrajo matrimonio en la Catedral de Gilneas con Lady Sookíe, uniéndose a ella tras haber renunciado por amor a su preparación como Alta Sacerdotisa y uniendo de esta forma también las Casas de ambos bajo una sola, bajo la nueva Casa Von Khanstein del Atardecer.
Pero poco duró la felicidad de los recién casados y apenas terminaba el sacerdote de unirlos en sagrado matrimonio, cuando las voces y la alarma social advertía de un mal anunciado, los huargen asaltaban la ciudad de Gilneas y una vez más había que recurrir a las armas para hacer frente de nuevo a un enemigo nacional y fué durante las contiendas libradas a cabo contra esta invasión cuando el Barón Eristhoof, fue mordido por uno de los huargen, al igual que miles de compatriotas.

Tras el éxodo de los gilneanos a Darnassus por el Cataclismo, la invasión huargen y la caída del Muro de Cringris que dió acceso en el Reino de Gilneas a los renegados, la Casa Von Khanstein pasó un tiempo como huésped en las tierras Kal’dorei, hasta que se trasladaron a Ventormenta junto con su Majestad el Rey Genn Cringris, donde temporalmente sirvieron en la IV Legión de la Alianza al frente del Batallón Piroleña, donde el Barón Eristhoof ejerció como Capitán del mismo, hasta que en una misión hacia las gélidas tierras de Rasganorte, el navío en el que viajaba se hundió pereciendo todo el Batallón y dando por muerto también al Barón. Durante este tiempo de luto y de dolor, nació Imrik el primogénito de la Casa Von Khanstein del Atardecer, en la soledad de la viudez de Lady Sookíe, siendo como un soplo de esperanza y fue tras este alumbramiento cuando Heinnrich Otto, el hermano del Barón, decidió junto con hombres de su confianza, viajar hasta Rasganorte para esclarecer la muerte de su hermano, donde descubrieron que el Barón Von Khanstein, no había fallecido y que aunque amnésico, seguía con vida gracias a los cuidados que estaba recibiendo en un poblado Kalu’ak.

Tras recuperarse de su fatal amnesia y pasado el periodo de servicio militar que se ofreció como agradecimiento a La Alianza, el Barón Eristhoof y Lady Sookíe decidieron asentarse en las dependencias de la Vega del Este, lugar que la Corona les arrendaba para uso particular y que estos llegaron a amar casi como si fuera su verdadero hogar y donde juntos, con su pequeño Imrik, comenzaron una época de nueva prosperidad, pues durante este tiempo, se entablaron grandes alianzas y amistades con otras facciones afines, entre ellas la Orden del Alba de Plata, con la que profesan un estrecho vínculo de amistad.

El Barón Eristhoof ha participado además de organizar, varias Campañas y Guerrillas en su Gilneas natal con la esperanza de contribuir en el resurgir de su Patria y de su gente, al igual que ha colaborado en otras como Stromgarde y Bosque del Ocaso. Como hombre de honor, antepuso su deber por encima de todo, incluyendo a su familia; motivo por el cual junto a otros factores le pasó factura generando la ruptura matrimonial con Lady Sookíe, así como la separación de la Casa Von Khanstein y Del Atardecer.

El Barón Eristhoof, poco a poco evolucionó en una oscuridad personal nada común en él, volviéndose su carácter mucho más brusco y extremista, hasta el punto en el que llegó a parecer más un demente que alguien que luchaba por el bien y el honor. Realizó un último viaje de vuelta desde Gilneas a Villanorte, donde apresó y juzgó a Sir William Fensbury por alta traición y deserción, crímenes que según el Barón Eristhoof pagaría con su cabeza y así lo hizo. Tras un juicio sin sentido en el que verdugo, juez y acusación recaían sobre la misma persona, el Barón Eristhoof decapitó al que en su día fue su hombre de confianza y amigo. Todos estaban consternados y no daban crédito a lo ocurrido, pero tan solo fue el comienzo de una sucesión de hechos que llevarían al Señor de Velaspanto a caer en la máxima locura y volverse en contra de todos, costandole un disparo que lo dejó al borde de la muerte. Tras recibir los cuidados necesarios, ingresó en prisión por su deficiente salud mental y por ende, ser un peligro para la seguridad pública.

A día de hoy, todavía en prisión, se encuentra a la espera de que su hermano Heinnrich Otto, quien ha tomado la regencia de la Casa, encuentre la clave para liberar al Barón, pues alega que no está loco, sino que está poseído por un ente vil que al parecer durante generaciones ha atormentado a los varones de la familia en sus momentos de flaqueza, como rezan las historias que Sasmesh, el que fuera guía espiritual de la Casa Von Khanstein, les contaba cuando eran niños.

Barón Eristhoof Von Khanstein


lunes, 28 de octubre de 2013

Casa Von Khanstein del Atardecer

Durante algunos años tras el fallecimiento del Barón Imrik, la Casa Von Khanstein vió ampliado de una forma notoria la trascendencia de su familia en el estamento nobiliar. Al finalizar la Guerra Civil, Eristhoof Von Khanstein, el primogénito del Barón Imrik, recibía legalmente los títulos y tierras de la Casa, pasando a ser el nuevo Barón y Señor de la misma tras el fallecimiento de su padre y con la unión en matrimonio con Lady Sookíe del Atardecer, se pactó una unión equitativa entre ambas Casas en separación de bienes, pasando a formar una sola bajo el nombre de La Casa Von Khanstein del Atardecer.


La Casa del Atardecer, era una Casa Noble menor del Reino de Gilneas y fue desde siempre, una de las familias mercantes con más prestigio de todo el territorio, es por ello que gracias al patrimonio adquirido y a sus influencias familiares sobre los estamentos mercantes y eclesiásticos, así como la amistad que les unía también a la Casa Real de Cringris, se vieron recompensados con ciertos favores de gran relevancia, factores que beneficiaban mutuamente a ambas Casas tras la unión de las mismas.

Tras unos años de bonanza y auge de la Casa, la familia Von Khanstein del Atardecer, vio truncada su unión tras atravesar una serie de episodios cargados de infortunios que desembocaron en la ruptura matrimonial del Barón Eristhoof y Lady Sookíe y con ello, la separación definitiva de ambas Casas.

Hasta el momento, está unión representó una de las etapas conocidas más próspera en la historia de la Casa Von Khanstein y a raíz de la disolución de la unión de Casas, la Casa Von Khanstein comenzó un terrible periodo de decadencia, tocando fondo con la pérdida de sus efectivos militares y la encarcelación del Barón Eristhoof Von Khanstein por su aparente locura.


Escudo de Armas de la Casa Von Khanstein del Atardecer

domingo, 27 de octubre de 2013

Barón Imrik Von Khanstein

Imrik Von Khanstein, era el primogénito del Barón Otto y Ulrika Von Khanstein y el mayor de cuatro hermanos. Con la tradición marcial por parte de padre, fué iniciado al igual que posteriormente lo serían sus hermanos varones, en el ámbito militar, en el que fueron educados muy estrictamente para preservar la esencia y el buen nombre de la Casa en el campo de batalla. Imrik, era un tipo muy devoto y muy militarizado, factores y aptitudes que hicieron posible que fuera promocionado como Caballero Negro de Gilneas, un rango de élite dentro del cuerpo militar del Reino de Gilneas.

Tras la muerte de Otto Von Khanstein, Imrik adquirió todos los titulos y bienes de la Casa como primogénito de la misma y contrajo matrimonio con Elsa, la primogénita de la Casa Galagher, con quien estuvo casado durante años y con quien tuvo tres hijos varones; Eristhoof, Heinnrich Otto y Lússian Von Khanstein. Durante el nacimiento de este último, Elsa atravesó una fuerte e inexplicable fiebre, la cual acabó con su vida, enviudando de una forma muy prematura y teniendo que hacerse cargo él solo de sus tres hijos, siendo Lússian tan sólo un recién nacido y sus hermanos Eristhoof y Heinnrich Otto unos niños.

Con el paso de los años, Imrik, comenzó una relación sentimental con una de sus doncellas del servicio de la Casa, la señorita Brenda Potts; pero mantuvo todos sus encuentros en secreto para evitar repercusiones sociales sobre este tipo de amoríos entre diferentes estamentos sociales. Al tiempo, la señorita Potts, quedó en estado del Barón y esta abandonó el hogar de los Von Khanstein para no levantar ningún tipo de sospecha conforme fuera avanzando la gestación, por lo que Imrik le proporcionó un nuevo hogar, en el que Brenda Potts, dió a luz a la única hija de Imrik Von Khanstein, una hermosa pequeña a la que llamaron Agnetah.

Los círculos de amistades del Barón, no distaban mucho de los que en su día forjó su padre, por lo que los lazos de amistad con la Casa Real de Cringris seguían manteniéndose firmes, e Imrik no dudó ni un ápice en apoyar la decisión de su Majestad, el Rey Genn Cringris, de alzar un muro que protegería el Reino de Gilneas tras no apoyar militarmente a La Alianza de Lordaeron durante la Segunda Guerra.

Cuando en el Reino de Gilneas estalló la Guerra Civil, la Casa Von Khanstein sufrió un muy duro golpe, pues el Barón Imrik en mitad de la confusión y el caos de la Rebelión de la Puerta Norte, fué asesinado por Lússian, el menor de sus hijos, el cual quedó en paradero desconocido tras perpetrar este crimen al que todavía hoy se le intenta buscar algún tipo de sentido.

Barón Imrik Von Khanstein

sábado, 26 de octubre de 2013

Barón Otto Von Khanstein

Otto Von Khanstein, ha sido sin duda alguna uno de los Von Khanstein más importantes de la historia de la familia, pues fue el primero en recibir los honores de Barón, las tierras y Señorío de Velaspanto y con ello la ascensión de su familia como Casa Noble. Gran militar y estratega que por su extensa y brillante trayectoria, servía como General de Brigada en el Ejército de Gilneas con ferviente entrega y determinación, pues siempre halagaba a aquellos que perecían en el campo de batalla, pues eran para él según sus ideales marciales, caídos por el Rey y por la Patria, el máximo honor al que podía aspirar un combatiente militar. Sus méritos en combate, así como el círculo de amistades que fue forjando con su creciente popularidad por los logros adquiridos, le llevaron a recibir el trato de Noble por parte de su Majestad, el por aquel entonces Rey Archibald Cringris de Gilneas. Con su ascensión como noble, fué desposado con Ulrika, una bella muchacha de baja nobleza con la que tuvo cuatro vástagos llamados, Imrik, Evanna, Ulrik y Tiberias, con los que sería el comienzo de una época de prosperidad y creciente bonanza para la familia Von Khanstein durante décadas.

Barón Otto Von Khanstein con su uniforme de General de Brigada


martes, 22 de octubre de 2013

Nacimiento como Casa Noble

Los Von Khanstein, eran una familia de tradición militar de Gilneas, que poco a poco había ido ganando mayor relevancia en el ámbito económico-social del Reino. Con el paso del tiempo, adquirieron poder adquisitivo y sus influencias les reportaron favores muy beneficiosos. Otto Von Khanstein, recibió de las manos del Rey Archibald Cringris, el título de Barón y Señor de sus propias tierras, así de esta forma, nacía La Casa Von Khanstein en el estamento nobiliar, una casa menor pero poderosa militarmente hablando e influyente por las amistades que había logrado forjar en el Reino. Con la concesión de las tierras de Velaspanto, la familia Von Khanstein, se trasladó a las afueras de la ciudad de Gilneas, donde levantaron su nuevo hogar como símbolo de su recién adquirido estatus y desde donde ejercerián las labores militares de protección del Reino, llamando a aquel lugar como la Avanzada de Velaspanto.

Escudo de Armas de la Casa Von Khanstein